Abuelo solicita ayuda en línea para vender sus preciosas artesanías
POR LILIANA CABRALES | JULY 23 2020
Si vives con tus abuelos, sabrás que son muy tradicionales y les encanta hacer las cosas por sí mismos, incluso cuando su edad avanzada empieza a dificultarles algunas tareas. Sin embargo, cuando tienen el ánimo y la energía, nada los detiene, y a menudo se autoemplean para vender sus creaciones.
Tal es el caso de Ramón Rojas, un abuelo de 70 años que es un maestro de la madera. Crea muebles en miniatura que pueden ser juguetes o adornos, así como muebles de tamaño real. No obstante, y aunque no debería ser así, con el tiempo, el trabajo artesanal como el de Don Ramón ha dejado de ser apreciado como antes.
Un oficio precioso
Don Ramón tiene su puesto a las afueras del zoológico de Chilpancingo, Guerrero, México. Aprendió carpintería a los 35 años y desde entonces no solo se enamoró de su oficio, sino que también lo vio como una manera de mantener a su familia.
Su trabajo es meticuloso, especialmente en lo que se especializa: juguetes de madera inspirados en sus hijas, para quienes creó durante su infancia. A pesar de que el proceso puede ser complicado y doloroso, ya que a veces se corta o lastima sus manos, disfruta cada momento de su labor.
Las ventas no iban bien
A pesar de crear piezas únicas y hermosas, las ventas de Don Ramón habían disminuido considerablemente, lo cual le preocupaba profundamente, ya que de ellas dependían los gastos de su hogar. Sin embargo, nunca se rindió y cada día colocaba su puesto a las afueras del zoológico, esperando que alguien comprara alguno de sus juguetes.
Las cosas buenas llegan inesperadamente
Un día, la perseverancia de Don Ramón dio sus frutos. Fernando Valles, un joven que pasaba por el lugar, lo vio solo y algo triste junto a sus artesanías. Sin perder tiempo, se acercó a conversar con él.
Rápidamente, Fernando entendió la situación y, con la mejor disposición, tomó fotografías del trabajo de Don Ramón y prometió dar a conocer su trabajo. Don Ramón le agradeció profundamente y le aseguró que en cada uno de sus productos había un poco de amor, ya que realmente le apasiona lo que hace y desea que más personas disfruten de sus juguetes.
El poder del internet
Fernando publicó las fotografías en su perfil de Facebook y, así, cientos de personas conocieron las hermosas creaciones de Don Ramón. Además de ser un trabajo impecable y bonito, los precios eran muy accesibles.
Gracias a esto, Don Ramón empezó a recibir pedidos, incluso desde Estados Unidos. No solo vendió todo lo que tenía hecho, sino que también comenzó a recibir pedidos especiales.
¡Gracias, Fernando, y muchas bendiciones a Don Ramón por su gran esfuerzo!